¡LEY DE DESARROLLO DOCENTE NO VA!


Escribe: Wilder Calderón
 Nuestro cielo gris en octubre, mes de recogimiento, se tiñe de morado.  El Cristo de Pachacamilla, le hizo el milagro, pues terminó la huelga magisterial y los hijos del pueblo, aquellos cuyos padres no pueden pagar un centro educativo particular, regresan por fin a las aulas.  Sin embargo, los designios de la energía superior parecen estrellarse, sin remedio alguno,  en el Congreso de la República, donde se ha aprobado el dictamen de la Ley de Desarrollo Docente.
La semana que pasó asistimos a un importante coloquio para analizar la Ley de Desarrollo Docente,  propuesta por el actual Ejecutivo.   Anunciaron con anticipación que el debate estaría conformado por representantes del gobierno, del Congreso, líderes sindicales, líderes políticos.   Llegado el día, estuvimos presentes, pertrechados solamente de nuestras razones y convicciones.  Pero sobretodo de nuestra defensa de los valores, conquistas y beneficios del magisterio.
Sólo se presentó, el líder del SUTEP y representante del partido patria roja en el Acuerdo Nacional, César Barrera Bazán con quien confrontamos  ideas y coincidimos en lo nefasta que podría ser la aplicación de la Ley de Desarrollo Docente.   Nuestros argumentos giraron sobre los siguientes ítems:
Primera conclusión: Defender la ley de la carrera pública magisterial es defender el concepto de calidad educativa.  La necesidad de que la educación pública sea educación de calidad resulta imperiosa en nuestro contexto nacional.  Según la última encuesta nacional-urbana de Ipsos Apoyo publicada este domingo por El Comercio, casi el 90% de los encuestados considera que la educación básica en nuestro país puede ser calificada entre regular y mala.   Nuestro país ocupa el deshonroso puesto 138 de 144 en cuanto a calidad de la educación primaria, según el último Índice de Competitividad Global (2012-2013).
En los últimos 10 años, las remuneraciones del magisterio se incrementaron inicialmente con el presidente Toledo en un 75% y durante el segundo gobierno de Alan García, gracias a la ley de la carrera pública magisterial, se aumentó en un 400%.
Es menester entender que el binomio desarrollo económico y educación de calidad no siempre van de la mano.  Burundi es un país africano que ocupa el puesto 100 de 142 en relación a calidad educativa, teniendo un ingreso per cápita de 279 dólares.  En cambio, el Perú tiene 5,782 dólares per cápita de ingresos; no obstante y ocupa el lugar 138 de 144 en educación.  Sierra Leona ocupa el puesto 116 en educación con un ingreso per cápita de 362 dólares.  No cabe duda.  Es menester trabajar en aunar esfuerzos por la calidad educativa y conciliar en materia de políticas educativas.   El actual Ministerio de Educación como lo reconoce un editorial del diario “El Comercio” parece estar más preocupado en hacer concesiones que tranquilicen al Sutep, que en lograr una verdadera reforma del sistema educativo.
Segunda Conclusión: La calidad educativa se defiende con meritocracia. Este precepto que defendimos desde el Congreso durante el quinquenio 2006-2011 reposa en la necesidad del mérito del docente como condición sine qua non para acceder, permanecer y ascender en la carrera pública magisterial.   El  precepto es simple: Sin una cultura de capacitación permanente no existe un ajuste de remuneración.
Tercera Conclusión: No existe voluntad política de la actual representación nacional en Congreso de la República, para dotar de calidad a la educación pública.  Este limbo de dudas e imprecisiones nos permiten apuntar baterías en contra de quienes no responden a nuestras expectativas electorales.  Si revisamos la norma propuesta por el actual Ejecutivo, Ley de Desarrollo Docente, podremos apreciar que recoge el 90% de la Ley de la Carrera Pública Magisterial.  Un terrible copy page.  ¿Por qué entonces no sólo modificar la ley de la carrera pública magisterial en lugar de vetarla tácitamente, sin decirlo?  ¿Cuál es la necesidad de imponerle a todo su sello partidario?  No nos explicamos el porqué de este “complejo” fundacional (léase complejo de fundar de nuevo instituciones y leyes).  ¿A quién le ganan?
Cuarta conclusión: La Ley del Desarrollo Docente no garantiza la estabilidad laboral de quienes están actualmente en la Ley del Profesorado y la Ley de la Carrera Pública Magisterial.   Si bien todos ingresan  a la ley del desarrollo docente, después de tres años quienes no aprueben el examen que será obligatorio serán separados del magisterio.  No lo decimos nosotros.  Lo dice incluso el dictamen aprobado en estos días por la Comisión de Educación.
Quinta conclusión: Nuestro cuestionamiento mayor al espíritu tecnoburocrático de la Ley del Desarrollo Docente, dado de que los comités de desarrollo de evaluación en los colegios, han de ser presididos por tecnócratas del Ministerio de Educación, privándose a los padres de familia y a los  representantes  de los docentes de esta tarea. 
Sexta y último conclusión: La nueva ley de desarrollo magisterial, no respeta los derechos adquiridos por los profesores que están en la Ley del Profesorado, puesto que los docente que estén en el cuarto o quinto nivel y pretenden ubicarlos en el segundo nivel, en detrimento y negación de lo que efectivamente son los maestros del Perú.
Sobre este tema de la calidad educativa y magisterio deberemos de seguir comentando.  Es una tarea pendiente para nuestros políticos.  Así como la cordura.

A UN AÑO DE LA INFAMIA CONTRA ANCASH




Escribe: Wilder Calderón Castro

Durante el período parlamentario 2006 – 2011, en mi condición de parlamentario, me planteé desarrollar desde mi despacho congresal una Agenda Legislativa para Ancash.  En nuestro balance legislativo, figuran proyectos que presentamos y que se hicieron las leyes que sirvieron de marco jurídico para el desarrollo de nuestra región, tales como la “Ley del Parque Industrial de Huaraz”, la “Ley que Crea el Aeródromo de Chimbote”, la “Ley que facilita la Inversión Publica en el Puerto de Chimbote”, la “Ley que Declara de Interés Prioritario la Ejecución del Proyecto Chinecas”, la “Ley del Parque Industrial del Santa” y la “Ley que Declara de Necesidad Publica e Interés Nacional la Ejecución del Proyecto de Trasvase del Rio Marañón y el Represamiento y Derivación del río Huallaga, para fines Hidroenergéticos y Agrícolas hacia la cuenca del río Santa”.
Precisamente esta última iniciativa legislativa presentada mediante Proyecto de Ley N° 1824/2007-CR y que diera posteriormente origen a la Ley N° 29760, promulgada por el Presidente Alan García el 21 de julio del 2011.   Sin embargo, el 13 de octubre del 2011, el Parlamento Nacional traicionó al pueblo ancashino, tras aprobar la derogatoria de esta ley conocida como el proyecto Corina o Marañón, que como recordamos tenía fines hidrogenergéticos y agrícolas.  De inmediato, el presidente de la República, Ollanta Humala, promulgó esa ley el 15 de octubre del 2011.
En política no hay casualidades; sino causalidades.  El afán populista del señor presidente se dejó trasuntar en situaciones y contextos que no requieren de disquisiciones mayores o análisis exhaustivos, pues resultan evidentes en su intencionalidad y en su propósito populista. 
El primer mandatario tenía planeado visitar Loreto y requería con urgencia de una norma que le asegurara un baño de popularidad en su visita a la Amazonia. 
En ese contexto, el 13 de octubre en horas de la noche, la Junta de Portavoces del Congreso de la República, acuerda la exoneración del trámite de dictamen de la Comisión Agraria, la ampliación de la agenda del Pleno del Congreso y la  prioridad en el debate de los Proyectos de Ley que deroguen la Ley Corina, de inmediato.  Es entonces cuando se pone a debate en la Sesión del Pleno del Congreso la derogatoria del Proyecto Corina, lográndose su aprobación inmediata entre gallos y medianoche.    En esa ocasión sólo pudimos verle la cerviz a un parlamento genuflexo, que le hacía el favor al presidente Ollanta Humala y así éste tenga con qué llegar a Loreto, para posteriormente promulgar esta ley en el distrito de Belén, provincia de Maynas, departamento de Loreto.
Somos parte, porque negarlo, siempre de los juegos políticos.  Pero esas triquiñuelas y malas artes políticas no pueden atentar contra el sueño del desarrollo y del progreso de nuestra región.  El frío cálculo, el trueque de favores, no pueden estar a la orden del día.  En los balances parlamentarios de quienes hoy ostentan la representación nacional deben figurar las respuestas que buscamos cuando nos preguntamos ¿Quiénes tienen una visión de desarrollo y trabajan efectivamente por el bien de Ancash?  ¿Cuáles son los congresistas que están a favor de Ancash y quienes están en contra del pueblo?   ¿Dónde estaban y qué hacían nuestros representantes ante el Congreso cuando se discuten proyectos de ley o iniciativas legislativas que benefician y perjudican a Ancash? 
Hagamos un rápido recuento: Víctor Crisólogo Espejo votó por la derogatoria.  Modesto Julca Jara estuvo convenientemente ausente, al igual que Heriberto Benítez Rivas.  Freddy Otárola Peñaranda, con Licencia Oficial. María Magdalena López Córdova lo hizo en contra de la derogatoria.
Esa fue nuestra triste realidad. Terrible saldo democrático.  Increíblemente, solo uno de nuestros representantes votó a favor de la derogatoria.  Otros dos, estuvieron quién sabe dónde.  ¿Acaso no se les eligió para representarnos?  El entonces vocero de la bancada nacionalista, quién tenía que estar enterado de este juego político, disfrutó cómodamente de su licencia oficial. Lamentablemente, no tuvo la entereza de hacer más. 
He ahí la descripción objetiva de los hechos. Estamos a un año de la infamia contra Ancash y aún el pueblo ancashino no ha tenido una visión clara y objetiva de cómo se perpetró ésta.  Es por ello que a través de estas líneas he tratado de narrar los acontecimientos, sin inducir a la opinión pública, dejando que ella misma saque sus conclusiones y juzgue el actuar de este gobierno y, por ende, de nuestros parlamentarios.