Escribe: Wilder Calderón Castro
En la provincia de Sihuas, en pleno corazón del
Callejón de los Conchucos, late el culto por nuestra señora Virgen de las
Nieves. Esa veneración, rige la vida de
cada sihuasino, desde tiempos inmemoriales.
En el ideario popular ancashino, la nieve representa algo más que la
inocencia y la pureza de nuestra virgen, evocan el sentido de espirtualidad de
un pueblo ávido de esperanza y con fe en su destino.
Ese milagro de la espiritualidad de la Virgen Santísima, data del 4 al 5
de agosto, del año 538, cuando la Virgen María se apareció frente a un patricio
romano, llamado Juan, y a su esposa, quienes a pesar de haber sido bendecidos
por el Señor con una fe vigorosa y abundantes bienes, no habían tenido
descendencia.

No tengo una fecha precisa, ni sé en qué fecha adoptamos este culto,
pero desde que Simón Bolívar, en 1824, crea la provincia de Conchucos, con su
capital Sihuas, esta originalmente Villa ha vivido bajo su advocación. Y es que la verdadera devoción a la Virgen,
nos lleva a ser solidarios con todos y especial con los más necesitados.
Desde lo más recóndito de nuestro ande, este 5 de agosto, día principal
de la fiesta patronal en honor a la santísima Virgen María de las Nieves,
patrona de Sihuas, recorreremos en procesión cada calle de esta ciudad, en olor
a multitud y sahumerio; y, oraremos una vez más por ese pueblo creyente que
convierte su clamor, en músculo que bombea de religiosidad, cada uno de sus
actos cotidianos. Líbranos del mal e
ilumínanos siempre.
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