UN DOMINGO 7 PARA ANCASH

Escribe: Wilder Calderón Castro*
 Es probable que cuando usted tenga en su poder la edición de diciembre de “Justo Medio”, todo esté consumado, para Ancash.  De seguro, ya conoceremos al ganador de las elecciones regionales de la segunda vuelta.  Habrá la alegría de los partidarios, la pica-pica en los hombros, el mitin apoteósico de agradecimiento y toda esa parafernalia a la que le conduce la portátil de ocasión, aquella caracterizada por su transfuguismo a ultranza.  No importan las ideologías.  Solo el pragmatismo político (léase el oportunismo de algunos, por estar cerca al poder).  El entonces virtual presidente regional se convertirá en el nuevo fenómeno de estudio que trate de explicar la crisis de los partidos políticos, puesto que ambos finalistas en esta lid, Waldo Ríos y Ricardo Narváez, pertenecen a agrupaciones y movimientos regionales, sin proyección nacional.
Atrás quedarán las promesas electoreras como la de entregarle a los ancashinos 500 soles, por concepto del canon; y, que serán incumplidas en los próximos 4 años de mandato regional, obvio.  Atrás quedarán los bailes folklóricos de los que sobran y las polleras multicolores.  Atrás quedarán los sorteos y los bingos millonarios de carritos sangucheros, refrigeradoras y artefactos eléctricos.  Atrás quedarán aquellos artistas  que pretendían endosarle su popularidad al entonces candidato.   Atrás quedarán esas congeladas sonrisas advenedizas de las gigantografías.  Atrás quedará la voluntad expresa del 70% de la población, que votó por propuestas serias y orgánicas.  Atrás quedará todo, literalmente para el olvido.
Esta campaña no ha sido de confrontación de planes o programas de gobierno.   Entonces, cabe preguntarse: ¿Qué nos impulsa a decidir entre dos candidatos, cuyas promesas electorales rayan en la demagogia?  ¿Cuál será el destino de los ancashinos?  ¿Dónde están los planes para el desarrollo sostenible para la región Ancash 2015-2018?   ¿Cuál es el futuro de nuestros partidos nacionales?  ¿Cuáles son las razones de este letargo electoral que encumbra a las agrupaciones regionales, a pesar de las denuncias de corrupción y el entorno sospechosamente amarillento “cuento contigo” de los asesores subidos al estribo del coche ganador? 
Como miembro de un partido político, me corresponde hacer una lectura y una reflexión de esta realidad.  Parte de la responsabilidad, nos corresponde a los partidos políticos que no hemos podido cambiar en el Congreso de la República esta realidad asfixiante para la democracia, en el que los partidos son tratados diferentes a los movimientos regionales o locales.  De nada sirvió la exitosa gestión del 2006 al 2011, a pesar de haber reducido la pobreza de 36 a 27.8% en el quinquenio pasado, porque entendimos que para distribuir riqueza, lo primero que debemos hacer es generarla y hacer crecer la producción.
Agustín Figueroa nos alerta que la trampa antidemocrática nace en la propia Constitución de 1993 y se reglamenta de manera maliciosa en la Ley de Partidos Políticos de 2003.   “Desde mi punto de vista, -infiere Figueroa- una de las causas directas de este subdesarrollo es la existencia de los movimientos y organizaciones políticas de alcance local como sustitutos de los partidos políticos.  La Ley establece lo siguiente: “Se entienden como movimientos las organizaciones políticas de alcance regional o departamental y como organizaciones políticas locales la de alcance provincial o distrital”[1].
Los movimientos y las organizaciones regionales tienen los mismos requisitos.  Es por eso que se produce esta desfragmentación electoral, que deviene en el catastrófico resultado de candidatos con arraigo local que no sobrepasen el 20% de votos y que pueden estar expeditos en la segunda vuelta.  Ese es para nosotros el pecado original de nuestra democracia.    ¿A quiénes les rinden cuentas estos políticos?  ¿Cuáles son los estamentos partidarios que imponen disciplina al correligionario que desfalcó la administración pública?   ¿Acaso el movimiento regional o municipal no obedece, a pie juntillas, la voluntad del caudillo local o regional?
El clientelaje político de algunos movimientos electoreros y su relación inversamente proporcional al grado de corrupción de los que son acusados, han puesto en el banquillo a 16 presidentes regionales, algunos incluso se encuentran purgando prisión preventiva, ante la mirada inerte de los partidos políticos.  Este es el reflejo fiel de nuestro sub desarrollo político.
Nuestras acciones políticas no pueden ser inerciales.  La tarea para nosotros, como oposición, será cautelar los bienes públicos y evitar el estipendio de recursos del Estado –lo que incluye los ingresos provenientes del canon y los remanentes mineros-.  Debemos propender a crear un sistema sólido de partidos, que garantice el respeto  democrático de las instituciones como piedra angular del Estado de Derecho.  El futuro seguro nos deparará hacer un frente político por la  transparencia y el trabajo por el desarrollo y progreso de Ancash.


[1] Agustín Figueroa, “Supuestos” del diario “El Correo”, del 23 de noviembre, titulada “La Trampa está en La Ley”