Escribe: Wilder Calderón Castro
A propósito de la presentación en Chimbote del libro “Contra
el Temor Económico: Creer en el Perú” del Dr. Alan García Pérez, queremos
desde estas líneas avivar la fe de un pueblo ávido de esperanza, redimir el
optimismo en un futuro mejor para Ancash y asumir con certidumbre el reto de que
podemos ser un Perú mejor.
No se trata, para nada, de un
extraño sortilegio, ilusión óptica alguna o de un acto de hipnosis
colectiva. Todos reconocen al Perú como
paradigma de cómo aprovechar la fuerza de esta nueva economía global e
informática, para generar empleo, reducir la pobreza y avanzar en
infraestructura social. En este
escenario, Ancash desempeña un rol privilegiado.
Sin pretender
caer en la jactancia, nuestra posición geopolítica alimenta permanentemente
nuestro optimismo. Según el INEI (2010)
somos la quinta economía del país, tras aportar el 3,5 por ciento al valor
agregado bruto nacional. En sectores
como minería y pesca representamos 15,9 y 10,8 por ciento, respectivamente.
En el primer
mes del presente año, la principal región exportadora del país es Ancash con 343.3
millones de dólares, 38 por ciento más que en el 2010. La Asociación de Exportadores (ADEX) refiere
que sus principales partidas fueron “minerales de cobre y sus concentrados” que
creció 76 por ciento (234.5 millones de dólares), le siguieron “Minerales de
Zinc y sus concentrados”, “Harina, polvo de pescado”, “Oro en las demás formas
en bruto”, entre otros.
Nuestros gobiernos
locales y el regional se beneficiaron, en el 2011, con 756 millones 46 mil
soles producto del canon minero. Los
remanentes mineros para Ancash, que defendimos ardorosamente en el Congreso de
la República, representan hasta hoy más de dos mil millones de soles que están
destinados para invertir en carreteras.
Como
parlamentario en el quinquenio pasado, procuré dotar a la región de un marco
jurídico para garantizar su crecimiento y desarrollo sostenible, con las
siguientes leyes de mi autoría: La Ley
N° 29446, “Ley que Declara la Ejecución Prioritaria del Proyecto Especial
Chinecas”; la Ley N° 29612, “Ley de Creación del Parque Industrial del Santa”; la
Ley N° 29751, “Ley de Creación del Parque Industrial de Huaraz”; la Ley N°
29731, “Ley que crea Unidades Ejecutoras del Puerto y el Aeródromo de Chimbote”;
y la Ley N° 29760, “Ley que declara de necesidad pública e interés nacional la
ejecución del proyecto de trasvase del río Marañón y el represamiento y la
derivación del Río Huallaga, para fines hidroenergéticos y agrícolas” (derogada
por el actual pleno del Congreso).
Pero este
impulso inicial tiene que ser entendido y correspondido desde las altas esferas
de la tecno burocracia regional, más preocupada en no gastar y mantener en los
bancos el dinero de todos los ancashinos.
Profundizar las reformas, es sinónimo de descentralizar los recursos e
impulsar las obras públicas, para promover el empleo productivo y activar la
industria nacional. Es obvio que la
inversión pública debe ser destinada a las obras productivas y de servicios.
El Perú, y por
ende, Ancash, continuará su crecimiento en estos cinco años, a pesar de una
tecnoburocracia enquistada en la región.
Las condiciones están dadas para que el desarrollo que logramos, pueda
incrementarse todavía más, gracias a su creciente capacidad de atraer capitales
y a su mejor situación de otras regiones del Perú. Este es nuestro objetivo y lo haremos con más
velocidad en la medida en que se articulen los esfuerzos de la representación
parlamentaria ancashina, fragmentada y dividida, sin norte político; un
ejecutivo regional sin mayor capacidad de gestión. Parafraseando al historiador Jorge Basadre,
podríamos referir que Ancash es más grande que sus problemas.
Estamos
convencidos que para crecer debemos afirmar la confianza de la población en la
grandeza de Ancash. Debemos proponernos
las grandes metas o trabajos en su infraestructura: Solo CHINECAS, significa
para el Perú, el incremento de su frontera agrícola en más de 40 mil hectáreas
incorporadas para la agricultura en Ancash. En otras palabras, se trata
de reemplazar esa sábana de arena, por una sábana verde, desarrollo económico,
progreso, más empleo, más salud, más educación.
No deseamos que
Ancash viva solo de la pesca y de la industria del acero. Los Parques Industriales de Huaraz y Chimbote
se constituyen en el escenario natural para el desarrollo emprendedor. Nuestros innovadores y creadores deben
generar una nueva riqueza.
La
infraestructura vial suele ser la columna vertebral del desarrollo. Por eso no abandonamos nuestra bandera de dos
carreteras interoceánicas:
Chimbote-Sihuas-Uchiza-Marañón y Casma-Huaraz-Huari-Monzón. Su construcción nos dará un rápido acceso al
Brasil, y por ende, al Atlántico.
Compartimos la
visión del ex presidente, en torno a la apatía y la falta de respaldo de la
población por estos cambios. “A pesar de todo lo avanzado, es evidente
que la población no está integralmente satisfecha ni tiene porque adoptar,
compartir o comprender los pasos progresivos y acumulativos. Falta mucho por hacer… La vida me ha
convencido de que es el crecimiento acumulativo, sólido y firme de los hechos
lo que transforma realmente las sociedades”, afirma Alan García en “Contra el Temor Económico: Creer en el
Perú”.
Como demócratas
debemos combatir el alarmismo económico, la pobreza en todas sus formas y
favorecer el emprendimiento, para promover una cultura de paz, consistente en
una serie de valores y actitudes sobre los que se identifica un desarrollo
sostenible.
La
razón del actual éxito del Perú es sobre todo un cambio actitudinal del que nos
alerta Alan García en su última publicación.
Por ejemplo, nuestra gastronomía nos ha permitido revalorarnos como país
y como pueblo, así como elevar nuestra autoestima nacional. Para crecer, es necesario que cada uno de los
peruanos cambiemos el chip.
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