Escribe: Wilder Calderón Castro*
La
coherencia de un gobernante es una virtud realmente apreciada por sus
electores. En el transcurrir de una vida
política, no se debe mostrar una conducta pendular del blanco al negro, de la
radicalidad a la ultra derecha, del agua al oro, de la democracia a la
intransigencia, de la persecución al diálogo.
Ese actuar político siempre pasa factura. “Para
que les decimos que no, si sí”.
Desde que era candidato presidencial ya
revelaba alguna sintomatología. El Humala
de entonces...
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