Escribe: Wilder Calderón
Misma antesala. Gracias por el pase, amigos de RTCH. ¡Que el día sea bueno, Chimbote! Recibimos, de pechito, el encargo de comentar
nuevamente lo más saltante de los hechos ocurridos en el país. El domingo que pasó, la selección jugó un
vibrante encuentro de fútbol que perdimos frente a Uruguay. Como todas las veces que juega Perú, solemos
decir que no son 11, los que salen a la cancha.
Somos treinta millones de gargantas que se hacen presentes para alentar
al equipo de todos. No importan los
resultados; importa la entrega, el
pundonor de la oncena del director técnico charrúa Sergio Markarián.
Culminada esta etapa muchos peruanos,
desilusionados, de seguro, con el desempeño del equipo de todos, fungirán de
entrenadores o periodistas deportivos para colocar, según ellos, el dedo en la
llaga del deporte peruano. La culpa la
tiene el director técnico, manifestarán.
Otros dirán: El preparador físico no pudo prever las lesiones del
equipo. O lo que es peor: los jugadores
no se entregan cuando visten los colores patrios. Según las matemáticas, los puntos obtenidos
no alcanzan para ir a Brasil 2014. Y es
que estamos acostumbrados, solo a señalar culpables y responsables de los
fracasos, pero no analizamos el hecho de fondo.
Y es que nuestra vocación por el deporte nubla el análisis de mayor
profundidad.
Hoy el deporte ejerce influencia
importante en una sociedad globalizada.
Y así lo entendimos en la Comisión de Educación del Congreso de la República,
en la que fui miembro del 2006-2010. En
este contexto, entendimos el fútbol más allá de la valoración económica y
comercialización del hecho deportivo y tratamos de redimensionar la decadente
gestión de los clubes, federaciones y asociaciones futbolísticas. Nuestra ‘industria’ futbolística dejó de
competir internacionalmente, desde hace un tiempo.
Les doy cuenta que como congresista
impulsé La Ley N° 29544, “Ley que modifica artículos de la Ley N° 28036, Ley de
Promoción y Desarrollo del Deporte”, del 24 de junio del 2010, norma legal que
recoge el Proyecto de Ley N° 01423/2006-CR, del 25 de junio de 2007, de mi
autoría, que propone modificar los artículos 6º, 8º, 9º, 14º, 41º y 87º de la
Ley Nº 28036, Ley de Promoción y Desarrollo del Deporte, referente al Sistema
Deportivo Nacional, Funciones, Estructura Orgánica, Consejos Regionales del
Deporte, Ligas Deportivas, respectivamente.
Precisamente estas normas son producto
de nuestra preocupación, por sacar al deporte nacional del fondo de la tabla, mediante
estrategias de desarrollo, a fin de dotarle de institucionalidad, políticas
inclusivas, estructuras funcionales y reglas alrededor de comunidades,
municipios, regiones, escuelas, federaciones y ligas.
Es responsabilidad del estado, la
promoción y masificación de la práctica deportiva, así como la concientización
poblacional del deporte social. Y es que
el deporte contribuye a estimular la solidaridad, integración, participación,
educación, salud integral, conciencia ecológica y, porque no decirlo,
desarrollo social.
El Perú, debido a su limitado desempeño deportivo, no obstante su
potencial de talentos, participa poco de los crecientes beneficios, entre ellos
económicos, que reporta la actividad en el plano internacional. Superar esta
situación hace imperativo un diagnóstico objetivo. Las líneas siguientes están
encaminadas al análisis y propuestas.
Esta ley no es un tiro al palo.
Para nada. Busca impulsar, de
taquito, además los campeonatos deportivos incluso, busca desde ya
descentralizar de verdad, brindarle una mayor oportunidad a los jóvenes y tener
un mayor cuidado con la niñez y juventud, con alimentación, educación, cultura,
valores. Un deporte de calidad es lo que
aspiramos en su momento como legisladores y es lo que el hincha cree de manera
denodada. El cumplimiento de esta norma,
nos dará el marco para promover mejor los cuadros deportivos que requerimos,
para que la clasificación no sea un sueño frustrado de cada cuatro años, desde
hace casi treinta. ¡Que el día sea
bueno, Chimbote!
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