A UN AÑO DE LA INFAMIA CONTRA ANCASH




Escribe: Wilder Calderón Castro

Durante el período parlamentario 2006 – 2011, en mi condición de parlamentario, me planteé desarrollar desde mi despacho congresal una Agenda Legislativa para Ancash.  En nuestro balance legislativo, figuran proyectos que presentamos y que se hicieron las leyes que sirvieron de marco jurídico para el desarrollo de nuestra región, tales como la “Ley del Parque Industrial de Huaraz”, la “Ley que Crea el Aeródromo de Chimbote”, la “Ley que facilita la Inversión Publica en el Puerto de Chimbote”, la “Ley que Declara de Interés Prioritario la Ejecución del Proyecto Chinecas”, la “Ley del Parque Industrial del Santa” y la “Ley que Declara de Necesidad Publica e Interés Nacional la Ejecución del Proyecto de Trasvase del Rio Marañón y el Represamiento y Derivación del río Huallaga, para fines Hidroenergéticos y Agrícolas hacia la cuenca del río Santa”.
Precisamente esta última iniciativa legislativa presentada mediante Proyecto de Ley N° 1824/2007-CR y que diera posteriormente origen a la Ley N° 29760, promulgada por el Presidente Alan García el 21 de julio del 2011.   Sin embargo, el 13 de octubre del 2011, el Parlamento Nacional traicionó al pueblo ancashino, tras aprobar la derogatoria de esta ley conocida como el proyecto Corina o Marañón, que como recordamos tenía fines hidrogenergéticos y agrícolas.  De inmediato, el presidente de la República, Ollanta Humala, promulgó esa ley el 15 de octubre del 2011.
En política no hay casualidades; sino causalidades.  El afán populista del señor presidente se dejó trasuntar en situaciones y contextos que no requieren de disquisiciones mayores o análisis exhaustivos, pues resultan evidentes en su intencionalidad y en su propósito populista. 
El primer mandatario tenía planeado visitar Loreto y requería con urgencia de una norma que le asegurara un baño de popularidad en su visita a la Amazonia. 
En ese contexto, el 13 de octubre en horas de la noche, la Junta de Portavoces del Congreso de la República, acuerda la exoneración del trámite de dictamen de la Comisión Agraria, la ampliación de la agenda del Pleno del Congreso y la  prioridad en el debate de los Proyectos de Ley que deroguen la Ley Corina, de inmediato.  Es entonces cuando se pone a debate en la Sesión del Pleno del Congreso la derogatoria del Proyecto Corina, lográndose su aprobación inmediata entre gallos y medianoche.    En esa ocasión sólo pudimos verle la cerviz a un parlamento genuflexo, que le hacía el favor al presidente Ollanta Humala y así éste tenga con qué llegar a Loreto, para posteriormente promulgar esta ley en el distrito de Belén, provincia de Maynas, departamento de Loreto.
Somos parte, porque negarlo, siempre de los juegos políticos.  Pero esas triquiñuelas y malas artes políticas no pueden atentar contra el sueño del desarrollo y del progreso de nuestra región.  El frío cálculo, el trueque de favores, no pueden estar a la orden del día.  En los balances parlamentarios de quienes hoy ostentan la representación nacional deben figurar las respuestas que buscamos cuando nos preguntamos ¿Quiénes tienen una visión de desarrollo y trabajan efectivamente por el bien de Ancash?  ¿Cuáles son los congresistas que están a favor de Ancash y quienes están en contra del pueblo?   ¿Dónde estaban y qué hacían nuestros representantes ante el Congreso cuando se discuten proyectos de ley o iniciativas legislativas que benefician y perjudican a Ancash? 
Hagamos un rápido recuento: Víctor Crisólogo Espejo votó por la derogatoria.  Modesto Julca Jara estuvo convenientemente ausente, al igual que Heriberto Benítez Rivas.  Freddy Otárola Peñaranda, con Licencia Oficial. María Magdalena López Córdova lo hizo en contra de la derogatoria.
Esa fue nuestra triste realidad. Terrible saldo democrático.  Increíblemente, solo uno de nuestros representantes votó a favor de la derogatoria.  Otros dos, estuvieron quién sabe dónde.  ¿Acaso no se les eligió para representarnos?  El entonces vocero de la bancada nacionalista, quién tenía que estar enterado de este juego político, disfrutó cómodamente de su licencia oficial. Lamentablemente, no tuvo la entereza de hacer más. 
He ahí la descripción objetiva de los hechos. Estamos a un año de la infamia contra Ancash y aún el pueblo ancashino no ha tenido una visión clara y objetiva de cómo se perpetró ésta.  Es por ello que a través de estas líneas he tratado de narrar los acontecimientos, sin inducir a la opinión pública, dejando que ella misma saque sus conclusiones y juzgue el actuar de este gobierno y, por ende, de nuestros parlamentarios.
  

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