ILEGITIMIDAD PREMATURA

Algunos juzgarán que todavía es muy temprano para adelantar juicio sobre la gestión de la actual presidencia regional de Ancash, en ejercicio.  Nos acusarán de obstruccionistas; nos tildarán de petarderos o de antisistema.   Pero no importa; argumentos sobran.  El presidente regional Vargas Barrenechea carece de legitimidad política para gobernarnos.

Enrique Vargas Barrenechea, actual presidente regional provisional, en tanto se aclara la situación jurídica del inhabilitado Waldo Ríos Salcedo, tiene una pesada herencia, que no sabe aún cómo administrar. 

El déficit presupuestal de Ancash 2014, que ascendiente a 355 millones de nuevos soles, es expresión visible de esa honda crisis regional en la que estamos sumidos y que contrasta con la anterior bonanza, sustentada en los dineros productos del canon y los remanentes mineros para Ancash, que defendimos ardorosamente en el Congreso de la República y que representaron hasta el 2011 más de dos mil millones de soles, que debieron estar destinados para invertir en carreteras, que nunca fueron, por obra y gracia del alvarismo galopante.

Como parlamentario en el quinquenio pasado, procuré dotar a la región de un marco jurídico para garantizar su crecimiento y desarrollo sostenible, con las siguientes leyes de mi autoría:  La Ley N° 29446, “Ley que Declara la Ejecución Prioritaria del Proyecto Especial Chinecas”; la Ley N° 29612, “Ley de Creación del Parque Industrial del Santa”; la Ley N° 29751, “Ley de Creación del Parque Industrial de Huaraz”; la Ley N° 29731, “Ley que crea Unidades Ejecutoras del Puerto y el Aeródromo de Chimbote”; y la Ley N° 29760, “Ley que declara de necesidad pública e interés nacional la ejecución del proyecto de trasvase del río Marañón y el represamiento y la derivación del Río Huallaga, para fines hidroenergéticos y agrícolas” (derogada por el actual pleno del Congreso).

Pero este esfuerzo emprendido entre el 2006-2011 no fue correspondido desde las altas esferas de una tecnoburocracia regional corrupta, lista para engrosar las cuentas bancarias de todo un aparato estatal y privado (vía la concesión de obra y licitación amañada), puesta al servicio de la mafia amarillista.  Pulso Perú de Datum arroja que el 92% de peruanos considera que el actual nivel de corrupción en el país es muy alto e, incluso, el 76% cree que la corrupción aumentó en los dos últimos años.

Profundizar las reformas, es sinónimo de descentralizar los recursos e impulsar las obras públicas, para promover el empleo productivo y activar la industria nacional.  Durante las últimas elecciones regionales, pusimos en debate una serie de propuestas como el tren o el gaseoducto regional, que son de necesidad urgente para el desarrollo.  No nos aventuramos a la promesa fácil; no caímos en la demagogia de la dádiva y del obsequio.  Empero, la intención manifiesta de desprestigiar a los partidos propició la banalización de las propuestas electorales, las mismas que  culminaron en el partidor de la segunda vuelta con los dos candidatos que menos aportaron al debate político, siendo generosos.

Los ancashinos no votaron por Vargas Barrenechea, ni por Waldo Ríos.  Votaron por la demagógica promesa de entregarles 500 nuevos soles a las familias de la región, provenientes
del canon minero de la región.  Votaron por las mentiras de los comarcas regionales.

El actual presidente regional no cuenta con la legitimidad de los votos que le pertenecían a Waldo Ríos.  Tampoco con la viabilidad política, puesto que no existe un plan de gobierno.  Carece de cuadros técnicos que apuesten por la gobernabilidad regional y combatan la corrupción enquistada en el aparato estatal. 
No hay visión de desarrollo, ni hoja de ruta; desconocemos hasta hoy sus propuestas.  Este panorama de incertidumbre y mediocridad  lo cubre todo. 

La delincuencia prima en calles y avenidas.  Los servicios colapsan.  Las obras están paralizadas.  ¿Y qué hacen nuestras autoridades?  No les vemos propósito de enmienda para convocar a todas las fuerzas políticas para concertar y resolver los grandes problemas de gobernabilidad  en la región.  En realidad, estamos muy lejos de tender puentes.


En resumen, estamos hartos de tanta mecida.   Apenas los plazos legales estén vencidos, recurriremos al ente electoral para salir de este laberinto, al que nos llevó el voto no informado; no consciente.  Prestos y listos, solicitaremos la revocatoria para nuestras actuales autoridades regionales, por ser de justicia.