¿POR QUÉ HACERLE ESE DAÑO A LA UNIVERSIDAD PERUANA?

Todos, absolutamente todos lo sabemos. Ninguna norma puede erigirse por encima de la Constitución Política del Estado. ¿Qué ganan algunos congresistas, para buscar imponer una nueva Ley Universitaria que contravenga el artículo 18 de la Constitución Política del Estado?

La calidad educativa no se negocia debajo de la mesa. Tampoco debe estar al acecho de experimentos estatistas o privatistas. Una nueva Ley Universitaria no soluciona el problema de fondo, más aún cuando se trata de hacer sin tener en cuenta la participación de los actores. El artículo 18 de la Constitución Política es claro: “cada universidad es autónoma en su régimen normativo, de gobierno, académico, administrativo y económico. Las universidades se rigen por sus propios estatutos en el marco de la Constitución y de las leyes”.

Somos testigos de excepción que los institutos y escuelas superiores, hace décadas, están sumidos en la lentitud tecnoburocrática, en el entrampamiento propio de su dependencia a la paquidérmica administración pública; con programas curriculares de naturaleza retrospectiva y no prospectiva. Estas instituciones educativas han crecido, muy por debajo, de la rapidez del avance tecnológico. El boom empresarial, minero y constructor de los últimos años nos ha llevado a que por cada 108 puestos de trabajo que solicitan las empresas, sólo hay 100 técnicos especializados. Contrariamente a lo que uno piensa la cantidad de postulantes en los institutos superiores no crece, ni ha variado. Paradojas totales.

El Estado, a través del Ministerio de Educación, ha demostrado históricamente serias limitaciones para brindar una educación de calidad en los niveles inicial, primaria y secundaria. Y la educación superior, mal llamada no universitaria, no es precisamente su especialidad, pues la ha mantenido a espaldas de un gran sector de la población, en lugar de contribuir en la práctica al desarrollo tecnológico sostenible del país.

No entendemos esa obsesión del gobierno, por intervenir ahora en las universidades. Esa voracidad pantagrüelística de nuestra burocracia contradice la labor desplegada por el Estado, en favor de la educación, en general, y los tecnológicos, en particular.

La relación de control o supervisión del Ministerio de Educación ya cumplió su ciclo histórico en el país. Calidad educativa es, sinónimo también, de autonomía. No sólo las Universidades, también los institutos tecnológicos merecen mecanismos para alcanzar la calidad. Nuestros legisladores deben advertir esta necesidad y esta realidad interpelante que vive nuestro país.

La autonomía ha traido mejores productos educativas que la gestión supervisada por el Ministerio de Educación. La mayoría parlamentaria, no puede borrar de un plumazo lo que dicta la ley de leyes. Trasplantar un modelo poco eficiente que ha fracaso en otros escenarios, no constituye el santo remedio para solucionar la crisis de la universidad peruana que tiene antigua data.

Para generar desarrollo sostenible con justicia social, el Perú necesita del democrático acceso a oportunidades y al alfabetismo tecnológico, con los cuáles incorporaremos en un futuro, una nueva fuerza laboral, al mundo de la industria nacional.

Los legisladores deben advertir la exigencia de la realidad: Esto es respetar la autonomía universitaria y propender hacer lo propio con las escuelas e institutos superiores porque la realidad exige una nueva visión y una nueva actitud, para ganar el futuro con una educación prospectiva, de calidad y competitiva. Es por ello que no podemos hacerle ese daño a la Universidad Peruana.

PRESENTAN ÚLTIMO LIBRO DE ALAN GARCÍA PÉREZ EN CHIMBOTE

El reciente libro “Confucio y la Globalización: Comprender a China y Crecer con ella” del ex presidente de la República Alan García Pérez será presentado en la ciudad de Chimbote este miércoles 23 de octubre, a las 6:00 p.m. en el Auditorio Principal del Colegio de Abogados de Chimbote, Jr. Elías Aguirre 151, Chimbote.  

La publicación explica los procesos que permitieron el surgimiento y la creciente gravitación de China como fenómeno de crecimiento productivo social sostenible en el actual escenario internacional, bajo la conducción de Deng Xiaoping y por la milenaria revolución confuciana que tiene una antigüedad que data de hace 2,500 años.  El desarrollo sostenible con la China debe ser producto d
e adopción de conceptos y pragmatismos chinos y no viceversa.

El acto contará con la participación en los comentarios de connotadas personalidades del mundo político y académico como el actual congresista por Lima, Mauricio Mulder Bedoya; el ex ministro de Transportes y Comunicaciones, Dr. Enrique Cornejo Ramírez; y, el parlamentario 2006-2011 por Áncash, Wilder Calderón Castro. 

El evento ostenta el auspicio de la Universidad Peruana Simón Bolívar y el Instituto de Educación Superior Tecnológico CEPEA.  El ingreso es libre.  Informes y reservas al teléfono 998044037, R.P.M. #919530 o al e mail: jcsifuentesarias7@hotmail.com


LAS DOS CARAS DE UNA MISMA MONEDA


Escribe: Wilder Calderón Castro*

La coherencia de un gobernante es una virtud realmente apreciada por sus electores.  En el transcurrir de una vida política, no se debe mostrar una conducta pendular del blanco al negro, de la radicalidad a la ultra derecha, del agua al oro, de la democracia a la intransigencia, de la persecución al diálogo.  Ese actuar político siempre pasa factura.  “Para que les decimos que no, si sí”. 

Desde que era candidato presidencial ya revelaba alguna sintomatología.  El Humala de entonces prometía defender las lagunas y las riberas acuíferas ubicados en las cabeceras de las cuencas de Bambamarca, tras azuzar a la población civil con su interrogante a boca de jarro: ¿Qué es más importante el agua o el oro?  Una vez en el poder, sin embargo, la presión popular lo hizo retroceder cuando defendía a la minera Yanacocha y su poco célebre frase “Conga va”… y no fue nunca.

Otro indicio lo constituye el desafío y traición a la base social que lo elevó al poder con tal de imponer su electorera “hoja de ruta”, programa que significó el inicio de su viraje revisionista respecto a su proyectada “gran transformación”, conjunto de radicales reformas del Estado concentradas en su primer plan de gobierno.

Las flagantes contradicciones del jefe de Estado, en torno a la negativa de indulto al ex presidente Alberto Fujimori Fujimori lo pintan por entero.  Si bien es potestad del mandatario conceder esa gracia, no entendemos entonces por qué pedirle a la familia que le hagan llegar su solicitud.  Ese vía crucis se pudo evitar con una pizca de prudencia.

No se puede caer en tan agudas contradicciones como anunciar una crisis, para luego desmentirse al día siguiente y pasar de las vacas gordas, a las flacas y finalmente a las robustas, cuando las proyecciones más pesimistas sostienen que el crecimiento de nuestra economía es superior a un 4% para este año. 

Hasta instituciones crediticias internacionales como Ficth Ratings le enmiendan la plana al presidente al sostener que el Perú sigue demostrando que pese a la baja en los precios de las materias primas, puede seguir creciendo por encima del ritmo de expansión de países con similares calificaciones y ni qué decir de América Latina. 

No se puede insultar y luego concertar, no se puede injuriar y luego llamar al diálogo.  No se puede criticar una gestión anterior desde la inercia y la hipertrofia estatal.  No se puede blindar a un ex mandatario por evidente enriquecimiento ilícito y convertir la lejana sospecha en ficticio indicio para perseguir con mano dura a otro ex presidente que les resulta políticamente incómodo.

No se puede uno titularse demócrata y defensor de las instituciones tutelares y de los derechos civiles, para luego avalar la fraudulenta elección de Nicolás Maduro en Venezuela.

En la administración del presidente Ollanta Humala se expresan una serie de contradicciones en todo ámbito, a tal grado que podríamos concluir el diagnóstico con un solo resultado: Este gobierno padece de cierto grado de bipolaridad.  La receta es simple: Una pizca de ubicaína, dejar de lado la soberbia, coherencia política en dosis homeopáticas y tres píldoras diarias de hiperactividad laboral por el bienestar del Perú.  El tratamiento deberá seguirse estrictamente hasta el 28 de julio del 2016.


*Dr. en Educación y ex Congresista de la República

PENÉLOPE EN LA ODISEA HUMALISTA



 Escribe: Wilder Calderón Castro

Promotor educativo y ex Congresista de la República



Este 28 de julio, el gobierno de Ollanta Humala cumple dos años.  La evaluación y análisis de lo actuado políticamente es una tarea ineludible para las fiestas patrias, como la escarapela en la solapa o la bandera en el frontis de nuestra casa.  En un país con Alzheimer es necesario recordar lo bueno y lo malo de la jornada política, en materias de vital importancia para la democracia como la educación.

Sostenemos que sin educación no hay desarrollo.  Sin embargo, según el  World Economic Fórum (WEF) de Suiza refiere que el Perú avanzó 6 posiciones en el Índice Global de Competitividad 2012-2013 ubicándose actualmente en el puesto 61 (de 144 países).  Este ascenso se debe netamente a la variable “estabilidad macroeconómica” que saltó del puesto 52 al 21.

Lo que nadie se atreve a decir es que el Perú contradictoriamente a lo que ocurre con su desarrollo económico, ocupa la casilla 138 en “calidad de educación primaria”; en la enseñanza de “ciencias y matemáticas” caímos al puesto 135;  “la educación superior y capacitación” retrocedió al puesto 80;  “preparación tecnológica” ostenta una caída de 14 puestos para ubicarse en la casilla 83; y lo más preocupante es el puesto 117, cinco puestos menos que el 2012, en lo que se refiere a “innovación”.

¿Cómo se explica entonces el crecimiento económico del Perú, en un mundo de hipercompetitividad, con los retrocesos mostrados en materia de educación en los dos últimos años, según el World Economic Fórum de Suiza? 
La educación debe ser la palanca de un desarrollo sostenible con justicia social del país, qué duda cabe.  La verdadera “inclusión social” solo es posible, gracias a la educación y no solo a la política de la dádiva de los programas sociales. 
Somos un país que ha empezado a mirarse con autoestima y que tiene capacidad de respuesta ante un contexto global adverso.  Es por ello que la brecha en educación y capital humano debe cerrarse, para asegurar el crecimiento a largo plazo del país y mantenernos como uno de los líderes en la región. 
En la odisea humalista, la ministra de Educación, Patricia Salas, es una Penélope moderna que sólo desteje, sin sutileza, desde la comodidad de su portafolio de San Borja, lo avanzado en los últimos años en materia de los colegios emblemáticos y del Colegio Presidente.  El olvido burocrático llegó para la otrora unidad escolar.      
Otro retroceso en estos dos años de “Gana Perú” del que acusamos en su debida oportunidad es la Ley Nº 29944, Ley de Reforma Magisterial del 3 de mayo de 2013 y que bautizamos como la Ley Clónica porque es una pésima copia, un infeliz remedo de la Ley de la Carrera Pública Magisterial, que no  garantiza la estabilidad laboral y que priva a los padres de familia y docentes de presidir los comité de desarrollo de evaluación en los colegios, entre otros aspectos.  En un evidente harakiri, durante su gestión no se ha impulsado la “meritocracia” y se hizo poco o nada en evaluación y capacitación docente.
El acierto que reconocemos en la actual administración del MED es, sin lugar a dudas, el Programa Beca 18.  Empero, el saldo de esta odisea nacionalista sigue con matices dramáticos: Hemos desperdiciado dos años y le hemos cortado continuidad a las políticas educativas trazadas por sus antecesores.
Los hombres y las instituciones que transitan por el camino del éxito le es importante el pasado, pero más importante es el futuro.  Por ello es que el gobierno debe respaldar a su ministra, a fin de que deje de ser nuestra Penélope y pueda aplicar políticas coherentes, claras y de calidad educativa, con un magisterio con un estándar de remuneraciones por encima de los niveles latinoamericanos, con normas claras y objetivas sobre la que prime una evaluación meritocrática permanente, con una currícula prospectiva, infraestructura de calidad para nuestros colegios emblemáticos y que el presidente Ollanta Humala cumpla con asignar el 6% del presupuesto nacional al sector educación como prometió durante la campaña.
Las cifras del World Economic Fórum son  definitivas para evaluar la actual gestión del Ministerio de Educación.  Y para remontar históricamente estos retrocesos en materia educativa, la ministra Salas deberá hilar muy fino. 

Ley Universitaria: Poco Consenso, Mucho Conflicto



Autor: Wilder Calderón Castro

La nueva Ley Universitaria se ha convertido en el común divisor de estos tiempos, pues provoca pasiones encendidas y muy pocos consensos en torno a su discusión.  Antes de esgrimir nuestros puntos de vista, es necesario subrayar en torno a este tema que se encuentra en el brasero político que primero son los principios y luego de los principios, todo.   La ardorosa defensa de la autonomía universitaria y la autorregulación, se contraponen a un modelo de intervencionismo estatal trasnochado.  

No son tomadas en cuenta

Las evaluaciones internacionales y el ranking que los organismos encargados de esta tarea elaboran, son sumamente explícitos. Y un llamado de atención, que debe ser nuestro compromiso mejorar en los próximos años.  La empresa inglesa QS (Quacquaville Symonds) elaboró el correspondiente al año 2012.  La mejor institución educativa superior de la región es la Universidad de Sao Pablo (Brasil); le sigue la Pontificia Universidad Católica de Chile, luego la Universidad Esladual de Campinas (nuevamente Brasil) y la Universidad de Chile.  La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) aparece en el quinto lugar.

Ninguna universidad peruana está entre las diez primeras.  Solo figuran retrasadas, diez entre las 250 mejores instituciones del continente, el resto de universidades de nuestro país, ni siquiera han sido tomadas en cuenta.  Esa es la cruda realidad que refleja la carencia de políticas de Estado, debido a que no contamos con un norte como país en educación.
Sin educación no hay desarrollo
Es poco edificante para el orgullo nacional que más grandes empresas que están invirtiendo en el país, traigan sus propios profesionales.  Hay una gran cantidad de ingenieros, arquitectos, abogados, médicos y otros profesionales extranjeros ejerciendo en el país.  La empresas del rubro gasífero han traído profesionales de mando medio para ejecutar sus proyectos, porque en el país no los encuentran de la calidad que necesitan.  Esto no puede continuar.  Pero el remedio debe ser suministrado en dosis homeopáticas porque de lo que se trata es de sanar al enfermo; no matarlo.

Cuando vinieron al Perú, Francis Fukuyama y James Porter; nos dijeron una verdad de Perogrullo: sin educación no hay desarrollo.  Pareciera que no hemos asimilado tal apotegema.  El crecimiento económico coyuntural que tenemos, necesita ser sostenible.  Para ello, el nivel educativo es determinante.

Habida cuenta del ranking de QS (ya mencionado), la “importación” de profesionales calificados que está sucediendo en el país como consecuencia de lo primero y la urgente necesidad de darle sostenibilidad al crecimiento, lo que se espera es un diálogo sensato, sereno y constructivo.  Que no sea un obstáculo, la pasión que despierta la autonomía universitaria.

Una educación sin acuerdo nacional

Precisamente el Acuerdo Nacional (AN) se centra en cuatro grandes objetivos nacionales para el desarrollo: 1° El fortalecimiento de la democracia y Estado de Derecho; 2° El Desarrollo con Equidad y Justicia Social; 3° Promoción de la Competitividad del País; y, 4° Afirmación de un Estado Eficiente, Transparente y Descentralizado.  Sin embargo, de sus 31 políticas de largo plazo nos extraña que en el objetivo de acceso universal a una educación pública y gratuita y de calidad, sólo se señale solo el compromiso de mejorar la educación superior pública, universitaria y no universitaria.

La Autonomía Universitaria

La imposición de una nueva Ley Universitaria aprobada por una mayoría parlamentaria no es la solución.  Nuestros congresistas deben aprender a escuchar el clamor ciudadano.   ¿Acaso olvidan que la Constitución de la República, en su artículo 18, refiere que “cada universidad es autónoma en su régimen normativo, de gobierno, académico, administrativo y económico.  Las universidades se rigen por sus propios estatutos en el marco de la Constitución y de las leyes”? 

El caballazo y autoritarismo de una mayoría parlamentaria no puede borrar de un plumazo lo que dicta la ley de leyes.  Imponernos un modelo universitario chavista no es el santo remedio para solucionar una crisis de antigua data.   El debate parlamentario de la nueva Ley Universitaria, se debe centrar en perfeccionar los mecanismos para mejorar nuestra institucionalidad desde la perspectiva de la autonomía universitaria y la autorregulación que ejerce la Asamblea Nacional de Rectores (ANR). 

El Estado ha demostrado fehacientemente, que todavía tiene serias limitaciones para brindar una educación de calidad en los niveles pre-universitarios como para querer desde el Ministerio de Educación regir el destino de las universidades públicas y privadas como aparentemente la mayoría parlamentaria desea imponer, sin discusión que medie.  Aún está en debate y con resistencias la Nueva Ley de Desarrollo Docente (norma clónica de la Ley de la Carrera Pública Magisterial).  ¿Tendrá aptitud para encargarse de un nivel más?

Si de verdad tenemos vocación pedagógica, nuestros intereses personales o institucionales, deben subordinarse al interés de los alumnos.  Soy consciente que los problemas no lo resuelven solo las leyes.  Pues si así fuera eliminaríamos la pobreza por decreto.  Sin embargo, una bien elaborada, puede contribuir a ordenar nuestros esfuerzos y comprometernos  a superar estas limitaciones. 

Por el bien del Perú, la mayoría nacionalista-peruposibilista debiera promover una discusión en profundidad de la Ley, donde los diferentes estamentos de la universidad estén representados en el debate.  Está en manos de la Comisión y los otros actores, que la universidad mejore sus indicadores en una sociedad globalizada.  Hagámoslo por los jóvenes del país.

Lealtad N° 7

¡CÓMO OLVIDAR SU CLASE, MAESTRO!


Escribe: Wilder Calderón Castro

Cómo olvidar tu clase, maestro.   Y es que las tuyas no fueron lecciones a punta de tiza o de diapositivas de power point.  Te convertiste en paradigma por tu amor al partido, por tu consecuencia en nuestra causa, por tu lealtad de siempre al compañero jefe Víctor Raúl Haya de la Torre.  No puedo aún creer lo que dicen las noticias: “Armando Villanueva ha muerto”.

Cómo olvidar tu  ejemplo, maestro.  Hiciste tuyo el martirologio de muchos apristas y sufriste con hidalguía y en carne propia los siete años de prisión que te reservó el destino, por haber abrazado desde tus juveniles  años, la causa del aprismo.  Tú llama no puede extinguirse así de fácil, como dicen por ahí.  Muy por el contrario, pues eres luz más luz, para nuestra ideología.

Cómo olvidar tu prédica maestro.  Y es que tu verbo retumba aún en el Aula Magna, durante tus dialécticos coloquios.  Siempre mostraste respeto por la juventud aprista que tu mismo representante con limpieza.  Y es que a la luz de la historia eres testimonio de virtud del militante puro y sincero de nuestras filas.

Cómo olvidar tu legado, maestro.  No sólo los apristas, los peruanos en pleno, damos fe de tu honradez respecto al erario público, como ocurrió también con el compañero jefe Víctor Raúl Haya de la Torre.   En Alfonso Ugarte, todos incrédulos te rendiremos homenaje, frente a tu féretro, porque siempre te supimos eterno.

Nunca antes fue tan cierto esa manida frase que solíamos decir: “Cuando un aprista muere nunca muere”.  Cómo no llorar tu pérdida, maestro.  Mi admiración siempre estará contigo.  Mientras siga vivo, créeme, divulgaré tu herencia de lucha por la democracia, la libertad y la justicia social.

¡Ha muerto Armando Villanueva!  ¡Viva Armando!



UN ROTUNDO SÍ


Lealtad 5

DE LA DEMOCRACIA SOCIAL A LA DEDOCRACIA BUROCRÁTICA

Escribe: Wilder Calderón Castro

Cuántas veces hemos afirmado que primero son los principios y después de los principios, todo. Hubo repetición hasta la saciedad. El hartazgo por este lugar común también es compartido por otra sabia frase, esta vez de Winston Churchill y que es parte del ideario popular: La democracia más imperfecta es mejor que la más perfectas de la dictadura.

Hacemos estas afirmaciones de carácter conceptual, a propósito de palpar la realidad que vive nuestro hermano pueblo de Venezuela, que afronta una crisis de gobernabilidad, producto de una corriente caudillista malsana y que han corrompido una democracia con el producto de los petrodólares del presupuesto público. Las elecciones están titireteadas, los votantes maniatados y la prensa libre amordaza, siempre a merced del festín demagógico que han convertido la economía de este país en dependiente de materias primas como el petróleo.

La ausencia política del presidente Hugo Chávez Frías enturbia la atmósfera política de su país, por su delicado estado de salud. Y es que el cáncer no sólo se ha ensañado con el cuerpo del mandatario; también lo ha hecho con el pueblo de esta hermana república donde nació el libertador Simón Bolívar, al convertirla en una especie de Cuba sin Fidel Castro. El poder onnímodo del dictador venezolano parece no ser endosable al vicepresidente Nicolás Maduro, quien valga verdades.

Hoy día en la Venezuela chavista sin Chávez, de poco sirvió su testamento político y es que su vice ha demostrado estar aún verde para asumir las responsabilidades y justificar las acciones propias del temporal político, frente a las corrientes que existen en el interior del chavismo que pugnan por ser protagonistas en una posible sucesión. Desde estás líneas, censuramos las afirmaciones de un famoso músico latinoamericano que en Venezuela hay dos presidentes, uno Maduro y otro podrido. No hay derecho, señor frente a la enfermedad de Chávez como ser humano.

Todo esto se da en Venezuela. Lo que nos preocupa es la posición timorata de la política de Ollanta Humala, que ante la circunstancia de la juramentacion prefirió visitar al mandatario venezolano en su lecho de enfermo en Cuba, que participar en Caracas de las actividades oficiales convocadas por la asunción al mando de Nicolás Maduro por el Tribunal Electroal Venezolano, tal como ocurrió con Daniel Ortega y Evo Morales, presidentes de Nicaragua y Bolivia, respectivamente. Los demócratas consideramos que la democracia es transparencia, claridad. Acá lo que se hace necesario es que el presidente Ollanta Humala sea honesto con los pueblos del Perú y Venezuela y que vea más allá del Alba. Estamos plenamente seguros que en los próximos días, el primer mandatario peruano, como consecuencia de su reflexion, ha de entender que primero son los principios y después de los principios, todo

EN LA SENDA DE LOS PASOS PERDIDOS

Autor: Wilder Calderón Castro


Es innegable la importancia del Congreso de la República en la vida democrática de nuestro país. Su funcionamiento garantiza la supervivencia de la gobernabilidad y es sinónimo de ejercicio pleno de la constitucionalidad y del Estado de Derecho en el Perú.

Al recapitular sobre la productividad de nuestros congresistas, cabe referir que en un sin número de oportunidades, desde estas líneas, hemos sabido ponderar el compromiso y la labor de algunos parlamentarios que trabajan para el bien de sus localidades, que legislan para sus pueblos y participan en las diferentes instancias, de acuerdo a la hermeneútica parlamentaria, al proponer dictámenes y hacer uso de la palabra en representación de su pueblo, durante los debates en comisiones o pleno del Congreso de la República.

Se suponen que son 130 los congresistas que intervienen en la elaboración de las leyes de la República. Es además función del Congresista la de fiscalizar políticamente todo lo que acontece en el Estado Peruano, sin discriminación alguna.

Nuestros parlamentarios tienen otra función que también es importante: La de la representación. No se trata de ser padrino de todos los matrimonios, participar en las fiestas patronales, bautizos, cambios de aro y hasta cambio de llantas. No, señor. El asunto es saber representar al pueblo, siendo ejemplo de ética, paradigma moral. Es menester entonces saber interpretar correctamente el sentimiento del pueblo. Ser su voz.

Al pueblo le corresponde analizar, si es que la representación congresal de Ancash viene cumpliendo con el mandato popular. La responsabilidad que le compete al periodismo es la de evaluar a cada miembro de la representación nacional, en torno a cuántas leyes se prepararon y se aprobaron para generar el desarrollo el progreso, cuántas audiencias han realizado los congresistas en casi los dos años que van ocupando sus escaños, cuántas sesiones de rendiciones de cuentas, cuántas leyes se han presentado y han sido aprobadas.

Es poco elegante de mi parte como ex parlamentario juzgar la labor desarrollada en dos años de gestión parlamentaria de la actual representación. La opinión pública evaluará, con objetividad, el actual descalabro de una práctica congresal en nuestra región y que ha sido llevada por el interés fiduciario y monetario.

¿Dónde están los entonces defensores del pueblo que solo despiertan en las elecciones generales? Los gallitos de pelea de la anterior elección ni siquiera estiran las alas en el hemiciclo para luchar por los intereses de Ancash. ¿Qué dijeron nuestros mudos parlamentarios cuando se derogó la Ley Corina, sólo por mezquinos intereses políticos? ¿Dónde estuvieron para defender nuestros colegios emblemáticos? ¿En los pasos perdidos?

Nos hemos sumado a la campaña para frenar el dispendio del pueblo, a través del camuflado incremento de sus remuneraciones. Por fortuna, hemos tenido éxito, gracias a la presión popular. Y a todo esto, ¿sabemos acaso cuál fue la opinión de los congresistas ancashinos en torno a esta medida? Verdad que no. La elocuencia de su silencio es ensordecedora, señores.

Sabemos que hubo congresistas honorables que ha renunciado a este derecho fabricado entre gallos y medianoche; claro está que ninguno era parlamentario ancashino. Hasta el primer mandatario ha tenido que hacer eco de la presión popular, que definitivamente no podía permitir una tamaña ofensa, pues el sueldo de los maestros, de la empleocracia estatal y de los médicos siguen congelados y lo que es peor no existe la menor intención de incrementarlos.

Confiamos que la representación congresal de Ancash en los tres años de gestión venideros, con su práctica política, con su acción de devoción a la democracia y con su pasión al trabajo, puedan efectivamente revertir la imagen negativa y ese tufillo que ha dejado un sinsabor del pueblo respecto a los actuales congresistas que como dijimos anda por los pasos perdidos.

RUMBO AL BICENTENARIO

Escribe: Wilder Calderón Castro

Un ejercicio común entre los prestidigitadores y profetas, al iniciarse un nuevo año, es lanzar sus predicciones. Sin pretender convertirnos en profetas o simples adivinos hoy es una oportunidad para mirar el futuro de nuestro país con optimismo. Según el barómetro Global de Esperanza y la felicidad de la consultora Win y difundida por Datum Internacional, el Perú está ubicado en el octavo lugar de la lista de los países más felices del mundo. 

Es cierto que al Perú nada lo detiene, pues le dimos ese impulso para que vaya adelante inercialmente. Somos una sociedad que viene construyendo su crecimiento económico y que efectivamente los ciudadanos del Perú lo sienten cada vez más. Actualmente ocupamos el sexto lugar en el ranking de los países, cuya población espera para el 2013 una mejora en su economía. Este milagro peruano fue posible durante el quinquenio pasado, pues el modelo económico está basado en la empresa privada es la impulsora del crecimiento, la que ha jugado un rol fundamental para alcanzar los indicadores macroeconómicos que hoy tenemos; hemos invertido y generado empleo, y no siempre en condiciones favorables, lo que ciertamente hace más meritorio el esfuerzo de la empresa privada. 

Sin embargo, el avance macroeconómico en el Perú aún no constituye un índice de desarrollo social y económico sostenible, debido a muchos factores, entre los que campean la mala calidad educativa, débil institucionalidad, ineficiencia e incapacidad actual del Estado, altísimo porcentaje de economía ilegal, déficit de infraestructura, inseguridad ciudadana, injusticia, corrupción, entre otros. Consideramos por ello que políticamente este es el momento para cerrar esta paradoja que se abre entre el progreso macroeconómico y la brecha de la desigualdad. Creemos que durante este año la inclusión social debe de profundizarse, para evitar los grandes conflictos sociales. 

El gobierno de Ollanta Humala tiene que garantizar la justicia social, la equidad. Y eso se hace con agua y desagüe para todos, carreteras, sistemas de comunicación, internet para incorporar a los lugares más alejados del Perú a la modernidad, el desarrollo de los pueblos del ande. El crecimiento del presupuesto nacional para el 2013 requiere de un liderazgo gerencial y moderno por parte del aparato estatal. Lamentablemente, el actual Estado se caracteriza por su lentitud y falta de preparación para esa tarea. Confiamos en que los gobiernos regionales sean capaces de ejecutarlos eficiente y oportunamente. 

Cabe referir que en la actualidad, nuestros políticos carecen de una hoja de ruta, incluso de una agenda de desarrollo sostenible para nuestra región. No sabemos qué exigir al gobierno central y regional. Tampoco a los municipios. No existe una preocupación por mejorar la calidad educativa de los centros educativos estatales. Y la única inclusión social que conozco está basada en la educación y que no se logra derogando leyes o dejando de realizar obras de calidad infraestructural para los planteles emblemáticos de nuestra localidad. El Perú necesita un liderazgo diferente que garantice nuestro crecimiento macroeconómico, para dilucidar un futuro con propósito para el 2021, año del bicentenario nacional. Ese propósito no puede ser otro que el desarrollo social y humano del Perú, que es lo único que hará sostenible cualquier desarrollo económico. Es por eso que los políticos afrontamos una serie de responsabilidades en la región Ancash mediante el consenso y la concertación más cercana a los ideales y expectativas de nuestro pueblo, no de las élites partidarias enquistadas en gobiernos regionales y municipios. No le demos la espalda al pueblo como lo ha hecho la representación congresal al aumentarse los sueldos.