PENÉLOPE EN LA ODISEA HUMALISTA



 Escribe: Wilder Calderón Castro

Promotor educativo y ex Congresista de la República



Este 28 de julio, el gobierno de Ollanta Humala cumple dos años.  La evaluación y análisis de lo actuado políticamente es una tarea ineludible para las fiestas patrias, como la escarapela en la solapa o la bandera en el frontis de nuestra casa.  En un país con Alzheimer es necesario recordar lo bueno y lo malo de la jornada política, en materias de vital importancia para la democracia como la educación.

Sostenemos que sin educación no hay desarrollo.  Sin embargo, según el  World Economic Fórum (WEF) de Suiza refiere que el Perú avanzó 6 posiciones en el Índice Global de Competitividad 2012-2013 ubicándose actualmente en el puesto 61 (de 144 países).  Este ascenso se debe netamente a la variable “estabilidad macroeconómica” que saltó del puesto 52 al 21.

Lo que nadie se atreve a decir es que el Perú contradictoriamente a lo que ocurre con su desarrollo económico, ocupa la casilla 138 en “calidad de educación primaria”; en la enseñanza de “ciencias y matemáticas” caímos al puesto 135;  “la educación superior y capacitación” retrocedió al puesto 80;  “preparación tecnológica” ostenta una caída de 14 puestos para ubicarse en la casilla 83; y lo más preocupante es el puesto 117, cinco puestos menos que el 2012, en lo que se refiere a “innovación”.

¿Cómo se explica entonces el crecimiento económico del Perú, en un mundo de hipercompetitividad, con los retrocesos mostrados en materia de educación en los dos últimos años, según el World Economic Fórum de Suiza? 
La educación debe ser la palanca de un desarrollo sostenible con justicia social del país, qué duda cabe.  La verdadera “inclusión social” solo es posible, gracias a la educación y no solo a la política de la dádiva de los programas sociales. 
Somos un país que ha empezado a mirarse con autoestima y que tiene capacidad de respuesta ante un contexto global adverso.  Es por ello que la brecha en educación y capital humano debe cerrarse, para asegurar el crecimiento a largo plazo del país y mantenernos como uno de los líderes en la región. 
En la odisea humalista, la ministra de Educación, Patricia Salas, es una Penélope moderna que sólo desteje, sin sutileza, desde la comodidad de su portafolio de San Borja, lo avanzado en los últimos años en materia de los colegios emblemáticos y del Colegio Presidente.  El olvido burocrático llegó para la otrora unidad escolar.      
Otro retroceso en estos dos años de “Gana Perú” del que acusamos en su debida oportunidad es la Ley Nº 29944, Ley de Reforma Magisterial del 3 de mayo de 2013 y que bautizamos como la Ley Clónica porque es una pésima copia, un infeliz remedo de la Ley de la Carrera Pública Magisterial, que no  garantiza la estabilidad laboral y que priva a los padres de familia y docentes de presidir los comité de desarrollo de evaluación en los colegios, entre otros aspectos.  En un evidente harakiri, durante su gestión no se ha impulsado la “meritocracia” y se hizo poco o nada en evaluación y capacitación docente.
El acierto que reconocemos en la actual administración del MED es, sin lugar a dudas, el Programa Beca 18.  Empero, el saldo de esta odisea nacionalista sigue con matices dramáticos: Hemos desperdiciado dos años y le hemos cortado continuidad a las políticas educativas trazadas por sus antecesores.
Los hombres y las instituciones que transitan por el camino del éxito le es importante el pasado, pero más importante es el futuro.  Por ello es que el gobierno debe respaldar a su ministra, a fin de que deje de ser nuestra Penélope y pueda aplicar políticas coherentes, claras y de calidad educativa, con un magisterio con un estándar de remuneraciones por encima de los niveles latinoamericanos, con normas claras y objetivas sobre la que prime una evaluación meritocrática permanente, con una currícula prospectiva, infraestructura de calidad para nuestros colegios emblemáticos y que el presidente Ollanta Humala cumpla con asignar el 6% del presupuesto nacional al sector educación como prometió durante la campaña.
Las cifras del World Economic Fórum son  definitivas para evaluar la actual gestión del Ministerio de Educación.  Y para remontar históricamente estos retrocesos en materia educativa, la ministra Salas deberá hilar muy fino. 

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