¡CÓMO OLVIDAR SU CLASE, MAESTRO!


Escribe: Wilder Calderón Castro

Cómo olvidar tu clase, maestro.   Y es que las tuyas no fueron lecciones a punta de tiza o de diapositivas de power point.  Te convertiste en paradigma por tu amor al partido, por tu consecuencia en nuestra causa, por tu lealtad de siempre al compañero jefe Víctor Raúl Haya de la Torre.  No puedo aún creer lo que dicen las noticias: “Armando Villanueva ha muerto”.

Cómo olvidar tu  ejemplo, maestro.  Hiciste tuyo el martirologio de muchos apristas y sufriste con hidalguía y en carne propia los siete años de prisión que te reservó el destino, por haber abrazado desde tus juveniles  años, la causa del aprismo.  Tú llama no puede extinguirse así de fácil, como dicen por ahí.  Muy por el contrario, pues eres luz más luz, para nuestra ideología.

Cómo olvidar tu prédica maestro.  Y es que tu verbo retumba aún en el Aula Magna, durante tus dialécticos coloquios.  Siempre mostraste respeto por la juventud aprista que tu mismo representante con limpieza.  Y es que a la luz de la historia eres testimonio de virtud del militante puro y sincero de nuestras filas.

Cómo olvidar tu legado, maestro.  No sólo los apristas, los peruanos en pleno, damos fe de tu honradez respecto al erario público, como ocurrió también con el compañero jefe Víctor Raúl Haya de la Torre.   En Alfonso Ugarte, todos incrédulos te rendiremos homenaje, frente a tu féretro, porque siempre te supimos eterno.

Nunca antes fue tan cierto esa manida frase que solíamos decir: “Cuando un aprista muere nunca muere”.  Cómo no llorar tu pérdida, maestro.  Mi admiración siempre estará contigo.  Mientras siga vivo, créeme, divulgaré tu herencia de lucha por la democracia, la libertad y la justicia social.

¡Ha muerto Armando Villanueva!  ¡Viva Armando!



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