Escribe: Wilder Calderón Castro
Pedro Pablo Kuczynski deberá cumplir, durante su
gobierno, el Acuerdo Nacional que
contempla el incremento del presupuesto de Educación al 6% del Producto
Bruto Interno, sector que en el 2016 contó con una partida equivalente
actualmente al 3.85% del PBI. Empero, el
Ministerio de Educación no ha priorizado en el gasto público la labor
docente. Los números evidencian que la
postergación del maestro persiste.
Los actos celebratorios
por el Día del Maestro llegaron a su fin.
Los discursos que ponderan su trascendencia son letra muerta, una vez
acabada la conmemoración. Los
reconocimientos oficiales ya se agotaron
y regresamos a la triste cotidianeidad.
Los maestros peruanos vivimos al margen de los supuestos avances de la
reforma educativa.
La calidad
educativa tiene en el maestro a uno de sus pilares fundamentales. En el Perú, somos 470,635 maestros en la
Educación Básica Regular y 26,000 en educación superior no universitaria, según
cifras oficiales del Ministerio de Educación (MINEDU), que vivimos al margen
del crecimiento económico, presupuestal y la inversión en la política
educativa. No hemos sido objeto de la
prioridad de este gobierno que concluye este 28 de julio, dizque defensor de la
inclusión social como se autoproclaman.
La supuesta reforma
integral de la educación debiera implicar avances definitivos, en torno al
sueldo misérrimo de los docentes, quienes no se ven bendecidos por la Ley
Carrera de Desarrollo Docente, Ley Nº 29944 del 24 de noviembre del 2012. Los nombrados de la primera escala ganan actualmente
como mínimo 1,243 soles (24 horas) y como máximo 1,554 (30 horas), remuneración
que no cubren la canasta familiar.
El incremento sostenido del gasto público en
materia de Educación, durante el último quinquenio, no chorrea al maestro,
quien es el supuesto protagonista del cambio. Sin embargo, la anunciada
reducción significativa de la brecha educativa, proclamada por el gobierno
nacionalista, ha sido posible a expensas del sacrificio magisterial.
Le exigimos al
maestro capacitación constante y de calidad.
Pero con esos sueldos se la pintamos muy difícil. Las políticas de Estado debiera llevarnos a
la convicción de que es necesario pagar bien y como consecuencia de ello exigir
mayor capacitación; no al revés. Caso
contrario, el MINEDU debiera desarrollar
programas de capacitación, para mejorar la oferta educativa con costos
razonables y acordes con el salario del profesor.
Incluso el MINEDU
refrendó esta semana el rol del maestro como paradigma de una educación de
calidad. Pero es él, el llamado a
valorar la labor de los docentes, desde el punto de vista laboral y de
oportunidades de desarrollo profesional.
Una educación pública es fundamental para el crecimiento del Perú.
Los países TOP en
educación como Finlandia, Singapur, Hong Kong y Japón, ostentan una gran valoración
de la profesión docente, cuestión que debiéramos emular más allá de los
aspectos circunscritos a la meritocracia.
Al docente se le debe incluso evaluar también en aula; ahí es donde se
refrendan los verdaderos méritos de su trabajo.
En ese sentido, el
MINEDU debiera implementar sistemas profesionales de gestión de mejora del
rendimiento para incrementar la competitividad y la productividad docente,
adecuados a nuestra realidad, que incluya mediciones que aborden su integridad
y valores, no sólo sus habilidades y capacidades.
Nuestros docentes
deberán desarrollar urgente competencias en el manejo de las Nuevas Tecnologías
de la Comunicación e Información (TICs), entre las que destacamos no solo las
redes sociales, sino la manipulación de objetos virtuales a través de la
realidad aumentada, el internet de las cosas, la big data. La pedagogía de la innovación supone el
incremento de competencias tecnológicas de nuestros docentes para cerrar las
brechas educativas y tecnológicas.
Consideramos que
mejorar la profesión docente es una tarea pendiente en la agenda nacional para
el Bicentenario de la Independencia. Las
políticas de calidad educativa y de inclusión social deben abordar la deuda
social y económica que tiene nuestro país con los maestros. Asumir este reto, redundará en una población
mejor educada que enfrentará los compromisos país para el sistema educativo
público del siglo XXI.
Publicado en la revista Velaverde
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