UNA “C” PARA EL CURRÍCULO NACIONAL DE EDUCACIÓN BÁSICA

Escribe: Wilder Calderón Castro

La probable perpetuación del ministro Jaime Saavedra Chanduví, al frente del Sector Educación, durante la presidencia de Pedro Pablo Kuczynski, supone la continuidad de políticas públicas.  Sin embargo, consideramos motivo de preocupación general la Resolución Ministerial Nº 281-2016-MINEDU, del 2 de junio de 2016, que aprueba el Currículo Nacional de Educación Básica, el mismo que se aplicará en todos los colegios del país, a partir del 1 de enero de 2017.

Varias de las reformas educativas aprobadas dos días antes de la elección del nuevo presidente de la República, en el portafolio de San Borja, como es el caso del nuevo Plan Curricular Nacional de la Educación Básica, nos hace sospechar sobre un acuerdo bajo la mesa entre el Partido de Peruanos por el Kambio y el menguado Partido Nacionalista.  De otra manera, no se explica que en tiempos ya de transferencia gubernamental, el ministro Saavedra Chanduví, siga emitiendo normas que estarían en potestad de su sucesor en el cargo.

Una reforma educativa tal y como lo plantea la Resolución Ministerial Nº 281-2016-MINEDU debe llevar un tiempo de implementación.  Sin embargo, el titular de Educación dispone que el currículo se aplique, a partir del 1 de enero del 2017, en todas las instituciones públicas y privadas de educación básica, y que sea revaluado cada cinco años. ¿En qué cabeza cabe que los colegios del país tienen medio año para adecuarse a esta nueva reglamentación?  A eso se llama improvisación, caballazo.

Respecto al contenido del nuevo Plan Curricular Nacional de Educación Básica podemos inferir que se pretende uniformizar la educación básica regular en todos los ámbitos de la pedagogía con el propósito de homogenizar y pasterizar al mismo tiempo los contenidos temáticos de los colegios públicos y privados, así como también en escuelas para personas con algún tipo de discapacidad y centros educativos para adultos, como si todos tuvieran una misma realidad.  Es necesario trabajar con equidad, respetando siempre las diferencias.  Hipótesis equivocadas nos llevan a conclusiones equivocadas. 

De otro lado, no es una cuestión que resulte novedosa contextualizar los aprendizajes a nivel regional.  El nuevo currículo recoge la necesidad de que las regiones construyan currículos regionales, siempre respetando las diversidades culturales, lingüísticas, productivas, geográficas y sociales.   Lo que podríamos inferir que evidentemente se trata de un acierto, en teoría, porque si nos fijamos en las mismas cifras del ministerio, salta la contradicción con la brecha de los aprendizajes entre las escuelas rurales y urbanas en lectura se incrementó de 15.4% a 36.6% y en matemática de 4% a 16.8%. La educación en las ciudades mejora, en detrimento de la calidad en el campo, a pesar de los ofrecimientos del actual mandatario  Ollanta Humala de la construcción de 550 escuelas rurales dignas… dignas de la amnesia presidencial.

La otra reforma del nuevo currículo es que deja de lado las calificaciones numéricas que usaban los guarismos de 0 a 20 y las reemplaza por la calificación alfabética, cuya escala es: AD (logro destacado), A (logro esperado), B (en proceso) o C (en inicio).  Esta nueva calificación –que no es tan nueva tampoco en el Perú- tiene conclusiones descriptivas del nivel del aprendizaje alcanzado por el estudiante.  Aquellos que obtengan C es probable que vuelvan a tomar el curso o repetir el año.

Iván Vexler y León Trahtemberg han lanzado sus críticas, respecto al nuevo currículo escolar, al que han acusado de carecer de visión pedagógica, sin contenidos de aprendizaje para inicial, primaria, secundaria, para básica alternativa, observaciones que nosotros humildemente suscribimos.  Un currículo de calidad supone una planificación de calidad y una pedagogía de la innovación que no repita errores o estructuras medievales educativas.

Siempre hemos predicado el currículo prospectivo y no retrospectivo, como parte de una visión país. El equipo de San Borja se ha equivocado con esta propuesta que quieren elevarla como Política de Estado y que para nosotros solo responde al apetito del presidente Humala por refundar las instituciones del aparato gubernamental, miopía que nos ha llevado incluso a aprobar un currículo de estudios a la carrera.    

Nuestros estudiantes no pueden ser conejillos de indias de los experimentos sociales que se le ocurran a algún tecno burócrata de San Borja.  Tampoco conocemos qué referentes pedagógicos del país respaldan y validan este dispositivo “técnico pedagógico”, ni en qué programa piloto se ha aplicado exitosamente.

El aprendizaje debe ser escenario de innovación y esto no va a ocurrir si no gestamos un sistema escolar innovador.  El Currículo debería partir del consenso social, educativo y político incluso.  Instamos, desde estas líneas, al presidente Pedro Pablo Kuczynski y al ministro Saavedra a revisar el documento de marras y rectificar el camino, por el bien de los estudiantes.  Aún estamos a tiempo.


*Doctor en Educación y Ex Congresista de la República 

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