Escribe: Wilder Calderón Castro, congresista de la República.
El periodismo es el pan del alma, pues alimenta espíritus. El maestro Manuel Gonzales Prada solía repetir sin faltarle razón que «el periodismo es la enciclopedia de las muchedumbres, el saber propinado en dosis homeopáticas, el libro de los que no tienen biblioteca».
Cierto pseudo-periodismo pretende enmendarle la plana al insigne autor de «Pájinas Libres». Este «periodismo» con bromato de potasio y de sospechosa apariencia amarillista, no es apto para el consumo humano y produce daños culturales que deforman conciencias críticas y mutilan voluntades.
Sus compuestos enzimáticos y oxidantes hinchan eventos e inflan noticias sin importancia, basados solamente en la fórmula de «mujeres, dinero y crímenes». Viven de reciclar la inmundicia moral putrefacta de las cloacas políticas al mandato de oscuros intereses.
En sus redacciones de tinte chavista no mezquinan la cantidad de levadura para traficar con la muerte, el escándalo, el chantaje, la ignorancia y la pobreza. Las migajas culturales y educativas de estos mass media se han reducido en los últimos años ostensiblemente a su mínima expresión.
Lo único que realmente importa es la archi repetición del discurso del líder que golpea a los rivales políticos de turno; y si son del APRA, mejor. Blindan a una cúpula enriquecida en el poder frente a las denuncias de corrupción y lanzan consignas tecnicolor, en cadena regional. No importa las denuncias que los políticos realicen, simplemente, no las pasan. Y luego, en el colmo, te preguntan por qué no fiscalizaste.
Esta prensa “testaferra” exige y reclama al unísono hacer Chinecas, pero poco interesa si los costos del proyecto sobrepasan el precio del agua en el desierto del Sahara por metro cúbico. Y su cabeza de turco siempre será el presidente de la República, Alan García. “Alan, no quiere a Ancash”, es su lamento reiterado, pues saben que en sus amarillas pantallas eso servirá para alcanzar algunos puntos IBOPE TIME más, porque ser víctimas vende, quien no lo sabe.
La expectativa popular no cuenta, pues quieren acostumbrar a un pueblo a la dádiva con circo. Es más sencillo gobernar sin opositores expuestos mediáticamente o escondidos en la prensa televisiva chica, esa que nadie ve y que no cuentan con la publicidad de organismos públicos.
Periodismo y Educación es un binomio de tácita correspondencia biunívoca. Desde los medios de comunicación, los periodistas como líderes de opinión mediáticos deben convertirse en docentes cívicos y promotores del sistema democrático que busque informar con responsabilidad y calidad total, pero sin tergiversaciones, sin destruir honras, sin mancillar voluntades.
Desde el partido de la estrella hemos predicado siempre la necesidad de gobernar con pan (pero sin bromato de potasio) con libertad. Sé que como apristas abriremos espacios democráticos, donde podamos ejercer nuestro rol de docentes cívicos y promotores del sistema democrático y denunciar el maniqueísmo de la prensa color ocre.
Google docs:
Entradas
0 comentarios:
Publicar un comentario